Reflexiones
No juzgues, no critiques y no condenes
Las parábolas son el instrumento que Jesús usa frecuentemente para comunicarnos las enseñanzas del Reino de su Padre.
Alude al campo, a la creación, y las relaciones humanas para dirigirnos su palabra sabia y atinada.
Jesús en un ambiente de crítica y señalamiento desencadenado por el grupo de escribas y fariseos, que no les cabe en su mente, cómo Jesús come y bebe con los pecadores.
A propósito, les expone las tres parábolas de la misericordia narradas por San Lucas: “La oveja perdida, la dracma extraviada y la del padre Misericordioso que perdona a su hijo, no obstante que se gastó su fortuna”. (Lc 15:1-32).
Para nosotros que difícil nos es perdonar y que fácil somos para juzgar, criticar y condenar hasta pareciera que no tenemos la naturaleza que Cristo nos compartió con su Pasión y Muerte ¡Jesús en su persona es el espejo fiel del Padre! ¡Es la imagen viva del Padre que perdona y que ama y que da este poder, a su Iglesia, su esposa!
¿Cómo hacer para cambiar este corazón tan duro para comprender y perdonar al prójimo?
Nuestro comentario más común en estas situaciones de altercados es:
Yo perdono, pero no olvido, mi familiar, mi amigo es el que me tiene que pedir perdón y entonces sí yo estoy dispuesto a derribar la barrera de la separación.
¡Con esta cultura damos a entender que tenemos un corazón de piedra!
¿Ojalá que las bienaventuranzas nos clarifiquen nuestra conducta y la fuerza de Jesús al pronunciarlas nos ayuden a cambiar, recordando el evangelio de (Mt.5,7): “Bienaventurados los misericordiosos, porque estos alcanzaran misericordia”.
Es ilógico que pidamos a Dios perdón y nosotros no seamos capaces de perdonar.
Él nos ha perdonado mucho más, no hay comparación.
¡Cuánto hay que trabajar espiritualmente para obtener mayor sensibilidad a las situaciones difíciles de nuestros semejantes y un corazón abierto al perdón!
¡Sólo el acercarnos a Jesús y experimentar vivamente su misericordia es lo que nos puede ayudar al cambio de mentalidad y de actuar!
¡Quiera Dios que en esta vida ejercitemos este proceso para que seamos menos críticos y más comprensivos con nuestros semejantes!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
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