¿Te has preguntado que espera Dios de ti en esta Cuaresma?
El ejemplo que Jesús nos participa acerca del árbol de la higuera para ubicarnos en nuestra condición de pecadores es excelente.
El árbol de la higuera puede ser frondoso, de buena sombra, con buenas raíces, pero…. ¿y si no da frutos?
Este es un cuestionamiento valido para aplicarlo a nuestra vida y especialmente a nuestra cultura moderna, la cual se caracteriza por acumular cosas, unas ciertamente necesarias, pero ¿y las otras?…..
Poseemos cosas tan sofisticadas, aparatos, que nos preguntamos: ¿Y nuestro interior? ¿Dónde queda la vida del espíritu?¿valdrá la pena continuar viviendo en esta tónica? ¿Dónde están las enseñanzas que Jesús nos mostró en su calidad de hombre?
¿Nos sentimos afortunados o inteligentes pensando que somos mejor que las demás personas, que nuestros semejantes son los pecadores?
¡Cuidado, este puede ser una trampa del enemigo que nos lleva a vivir el tiempo de la cuaresma, sin la debida importancia, pasando superficialmente sin tener en cuenta que somos seres espirituales y que el espíritu es antes que la materia.
Dice un refrán: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Si en verdad tu tesoro está en Dios, no te preocupes. Mas si tu tesoro está en las cosas o en lo vulgar del mundo, buscando ansiosamente fama, dinero o poder entonces sí preocúpate, porque necesitas con urgencia volver a Dios, el cual te espera con los brazos abiertos, deseando que en esta cuaresma y año jubilar de la misericordia, encuentres paz en ti mismo y con aquellos que compartes tu vida.
No te distraigas, pensando si el vecino ya dejo lo malo que hacía, tu concéntrate en tu vida personal, familiar y descubre con sinceridad lo que hay en tu vida de bueno o de malo. ¡No olvides…. el Señor nuestro Dios te pide al igual que al árbol de la higuera, frutos y frutos abundantes de acuerdo a tantas bendiciones recibidas en tu vida!
Un ejemplo del cambio de vida que nos pide el Evangelio lo encontramos en los santos: San Pablo quien afirma: “Todo me parece basura comparado con el conocimiento y la vida de Cristo”. Y por su parte San Agustín señala: “Inquieto, Señor, esta mi corazón hasta que no descansa en Ti”.
¿No te agrada buscar al Señor y vivir el resto de tu vida en amistad y viviendo para Él, de quien lo has recibido todo?
Cristo te espera en esta Cuaresma.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José