CREE, ESPERA Y AMA

Estos domingos de adviento son un llamado a cultivar la virtud teologal de la esperanza.

Dios en su sabiduría infinita, juntamente con el don precioso del bautismo nos ha regalado las tres virtudes teologales; la fe, la esperanza y la caridad.

En efecto, la fe nos lleva a poner nuestra persona en las manos de Dios y de creer firmemente en él y en todo lo que nos ha revelado su Hijo y su esposa la Iglesia.

La esperanza nos lleva a confiar plenamente en Él, conscientes de que Jesucristo cumplirá lo prometido.

Por su parte, la caridad nos lleva a recibir el amor de Dios y la capacidad para amar a nuestros semejantes, e inspirados en el amor que Jesucristo nos ha enseñado.

Estas virtudes son un conjunto maravilloso, formar un perfecto bloque Divino y a la vez cada una de ellas, realiza lo que significa.

 

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Existe pues, una esperanza humana que nos permite confiar en el otro, si bien por la situación actual y la limitación del hombre por el pecado, nos es difícil cultivarla.

Sin embargo, esta esperanza no se opone a la esperanza Divina, al contrario esta esperanza humana nacida en el estado de ánimo nos permite constatar, que lo que el ser humano desea es posible obtenerlo y entonces la esperanza teologal toma tal fuerza que le permite al hombre por la Fe, confiar en Dios y vivir en espera de sus promesas.

“La vida eterna como tal felicidad, la asimilación de las promesas de Jesucristo y apoyado con la ayuda del Espíritu Santo, la capacidad de merecer la vida eterna y esperar hasta el fin de la vida terrena, cuando nuestro Señor venga por segunda vez al mundo”.

¿Cómo ayuda esta virtud teologal de la Esperanza en nuestra vida?

Nos consta lo que está sucediendo: los hombres de nuestro tiempo están desesperados, deprimidos, con un futuro incierto. ¡Y ahora ni confiamos en el mejor de los amigos!

Sin embargo, la virtud teologal de la esperanza nos anima a seguir adelante.

 

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Por tal motivo estos días de Adviento nos parecen preciosos para confiar en el Señor y confiarle nuestra vida.

La esperanza de la venida del Mesías es para nosotros una valiosa liberación.

Aprovechemos pues, el adviento y ejercitemos la virtud teologal de la Esperanza. Esto nos anima y nos hace feliz

¡En hora buena!

Pbro. José Medina Montoya

Casa San José

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