Reflexiones
¿Podría el dinero convertirse en dios por el afán en el cual se le busca?
Consultando máximas y proverbios de la filosofía popular encontré alguna que nos puede ser útil para el tema que vamos a tratar, a saber poderoso caballero es don dinero; el amor hace mucho pero el dinero lo hace todo.
Nadie niega que el dinero es importante, pero si profundizamos en nuestra vida llegamos a concluir que sólo es un medio.
La sagrada Escritura nos dice: ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el dinero del mundo si pierde su vida? Nosotros podríamos decir ¿de qué le sirve al hombre tener toda la riqueza si pierde su vida?
Nuestro Señor Jesucristo nos hace ver a través de una parábola para qué sirve el dinero. De tal modo que así como somos inteligentes para captar y aumentar la riqueza, deberíamos serlo para ocupar el dinero haciendo el bien y así alcanzar la vida eterna que el Señor nos ha prometido.
El amo de quien se habla en esta parábola (Lc. 16,1-13) alabó a su administrador por la astucia con la cual procedió. Lo interrogó diciendo: ¿es cierto lo que dicen de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque de ahora en adelante ya no vas a ser mi administrador.
El administrador por su parte pensó: ¿qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? Ya sé lo que voy a hacer: voy a llamar uno por uno a los deudores de mi amo y les voy a rebajar la cantidad según el monto y como todavía estoy vigente en el cargo les facilitaré el pago y así me los ganare.
El amo reconoció la sagacidad de su administrador y comentó “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz” (Lc. 16,1-13).
¡Tan audaces que hace siglos el profeta Amós 8,4 reprobaba! “la conducta de quienes disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran la balanza, obligan a los pobres a venderse por un par de sandalias y hasta venden el salvado como trigo”.
A la luz de este texto podríamos comentar tantas cosas, todo esto y mucho más se palpa hoy, todo por alcanzar grandes fortunas pensando que todo esto constituye la felicidad del hombre.
El apóstol san Pablo en su carta a Timoteo 2,1-8 exclama enfáticamente “quiero que los hombres estén libres de odios y divisiones (y nosotros por el tema podríamos agregar y de tanta avaricia) y que hagan oración donde quiera que se encuentren, levantando al cielo sus manos puras”
Yo pienso que muchos de nosotros no podríamos ni hacer oración ni levantar las manos porque nos pesan nuestros pecados y nuestra avaricia.
Para terminar el evangelio, (Lc. 16, 1-13) afirma: “el que es fiel en las cosas pequeñas también lo es en las grandes y el que es infiel en lo pequeño también lo es en lo grande. Si ustedes no son fieles administradores del dinero tan lleno de injusticias: ¿Quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?”.
“No pueden servir a Dios y al dinero, porque el dinero no es Dios, es un medio solamente.
¡El fin del hombre es mucho más grande!”.
¡El servir a Dios es nuestra grandeza y nuestra mayor riqueza!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
No juzgues, no critiques y no condenes
Las parábolas son el instrumento que Jesús usa frecuentemente para comunicarnos las enseñanzas del Reino de su Padre.
Alude al campo, a la creación, y las relaciones humanas para dirigirnos su palabra sabia y atinada.
Jesús en un ambiente de crítica y señalamiento desencadenado por el grupo de escribas y fariseos, que no les cabe en su mente, cómo Jesús come y bebe con los pecadores.
A propósito, les expone las tres parábolas de la misericordia narradas por San Lucas: “La oveja perdida, la dracma extraviada y la del padre Misericordioso que perdona a su hijo, no obstante que se gastó su fortuna”. (Lc 15:1-32).
Para nosotros que difícil nos es perdonar y que fácil somos para juzgar, criticar y condenar hasta pareciera que no tenemos la naturaleza que Cristo nos compartió con su Pasión y Muerte ¡Jesús en su persona es el espejo fiel del Padre! ¡Es la imagen viva del Padre que perdona y que ama y que da este poder, a su Iglesia, su esposa!
¿Cómo hacer para cambiar este corazón tan duro para comprender y perdonar al prójimo?
Nuestro comentario más común en estas situaciones de altercados es:
Yo perdono, pero no olvido, mi familiar, mi amigo es el que me tiene que pedir perdón y entonces sí yo estoy dispuesto a derribar la barrera de la separación.
¡Con esta cultura damos a entender que tenemos un corazón de piedra!
¿Ojalá que las bienaventuranzas nos clarifiquen nuestra conducta y la fuerza de Jesús al pronunciarlas nos ayuden a cambiar, recordando el evangelio de (Mt.5,7): “Bienaventurados los misericordiosos, porque estos alcanzaran misericordia”.
Es ilógico que pidamos a Dios perdón y nosotros no seamos capaces de perdonar.
Él nos ha perdonado mucho más, no hay comparación.
¡Cuánto hay que trabajar espiritualmente para obtener mayor sensibilidad a las situaciones difíciles de nuestros semejantes y un corazón abierto al perdón!
¡Sólo el acercarnos a Jesús y experimentar vivamente su misericordia es lo que nos puede ayudar al cambio de mentalidad y de actuar!
¡Quiera Dios que en esta vida ejercitemos este proceso para que seamos menos críticos y más comprensivos con nuestros semejantes!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
Sin fe, nada es posible; con fe nada es imposible.
Es un hecho que el hombre de hoy adquiera ayudado por la ciencia, tecnología y otros medios tener cada día mayor Fe en sí mismo y en lo que hace. ¡Esto lo celebramos!
Pero remontándonos a nuestros orígenes nos preguntamos: pero, ¿dónde queda la fe en Dios creador, providente y amoroso?
Porque el Señor en su grande amor por el hombre, a través del sacramento del bautismo, infundió en los bautizados las tres virtudes teologales: La Fe, La Esperanza y la Caridad.
Estas tres virtudes no se adquieren naturalmente, son un regalo de Dios que desea marcarnos el camino y acompañarnos para retornar a la casa del Padre de dónde venimos.
Ante esta generosidad de Dios, que pone en nuestras manos estas tres virtudes ¿cómo podemos apreciarlas y ejercitarlas para llegar a ser auténticos hijos de Dios? En esta ocasión sólo deseo abordar la virtud teologal de la FE…
Los apóstoles no obstante haber vivido con el Señor y haber sido testigos de milagros, que eran frutos de la FE, le pedían con insistencia a su maestro: (Lc. 17-“Señor aumenta nuestra FE”).
Es que la fe, que procede de la vida del Espíritu y Dios es Espíritu, nos sumerge en la profundidad de Dios con un orden a través del cual todas las cosas contribuyen a su Gloria y nuestro bien. (Lc17-)
Ante todo la fe, nos centra como hombres en torno a lo que es nuestra identidad como personas y en el contexto del universo para que valoremos nuestra persona y aprovechemos todo lo creado para hacer el bien.
La fe nos lleva a conocer a Jesucristo en lo valioso que es su persona y en la misión encomendada. ¡Creer en Jesús es lo máximo de nuestra vida!, gracias a Él lo tenemos todo. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna! (Jn. 3:36). “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tendrá vida eterna” (Jn. 6:51).
Creer en Jesús significa creer en el Padre que lo envió, en el Espíritu Santo que lo acompañó para realizar la tarea encomendada.
Creer en Jesucristo quiere decir, acercarse a su Iglesia comunidad que él mismo fundo para que como esposa de Él, en esa intima unión realice la misma misión, que Él inició y vivió.
La Fe nos anima a acercarnos cada domingo a participar de la Eucaristía dado que es la vida divina que Jesús nos dejó y como signo vale la pena vivirlo con su palabra y con la entrega de Cristo al Padre con nosotros que participamos de este regalo.
La fe nos permite orar, bendecir a Dios, pedirle perdón y en su nombre vivir cada día. Venciendo las dificultades y sobre todo siendo fieles en el cumplimiento de sus mandatos, especialmente en ese grande amor a Dios, nuestro Padre y a nuestros hermanos por amor a Dios.
La fe nos motiva en este año jubilar aprovechar la misericordia de Dios, reconocer que somos pecadores, que hemos fallado a Dios y a nuestros semejantes y por ese motivo nos ofreció el sacramento de la Reconciliación para la purificación total de nuestros pecados; e iniciar la conversión de acuerdo a los planes que el Señor desea en cada uno de nosotros.
Sin fe, nada es posible; con fe nada es imposible.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
¿Te interesa ser un hombre pleno, un esposo fiel y un exitoso papá?
La Sagrada Escritura habla poco acerca de la persona de San José sin embargo, esto no resta importancia a la historia de la Salvación en la cual San José tiene una participación directa siendo el esposo de la Virgen María y el padre putativo del niño.
Le llama textualmente el hombre justo y con esto, lo dice todo. ¡Lo importante es entender el por qué!
….Una de las Bienaventuranzas que el Señor Jesús pronunció en una montaña fue:
(Mt 15:6):”Felices los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados”.
El Papa León Magno comentando el Evangelio de las Bienaventuranzas nos dice: “Amar la justicia es amar a Dios”.
El profeta Isaías 45:8 con la ocasión de la venida del Salvador a la tierra exclama: “Cielos, destilen el rocío, nubes, derramen la victoria: ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia”.
La justicia y la prudencia son virtudes cardinales, fundamento de otras que distinguen a San José; sin olvidar su humildad, obediencia, respeto, etc. y si bien por la lejanía del tiempo pareciera imposible imitar a este santo, sí es posible cultivando estas virtudes.
Repasemos la vida de San José:
A penas había tomado como esposa a la Virgen María se enfrenta con un serio problema: su cónyuge estaba esperando un niño. San José si bien, es cierto que se turbó, escuchó al Señor en el sueño y lo obedeció con prontitud para llevar a cabo la misión como esposo y padre que se le había confiado.
De igual modo, cuando subieron a Jerusalén con motivo de las fiestas de Pascua,. Jesús adolescente se perdió. Los dos, José y María sufrieron por el extravío de su Hijo, pero entendieron que Jesús asimiló el proyecto de su Padre y los esposos lo aceptaron.
¡Sólo un hombre de Dios, sólo un hombre justo como San José pudo salir ileso de estos problemas familiares!
San José pasó mucho tiempo desempeñando el oficio de carpintero y compartiendo con su Hijo la vida de trabajo, lo cual no es nada fácil.
Por tal motivo, nuestra Iglesia comunidad cristiana lo venera como uno de los santos privilegiados porque con su intercesión nos protege y con su vida de esposo fiel y exitoso educador, nos invita a hacer lo mismo.
¡Que la vida del Señor San José sea un ejemplo vivo para que nuestras familias deseen imitarlo, sobre todo, en la virtud de la obediencia a Dios!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José