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«NOCHE DE NAVIDAD»

Alegrémonos y regocijémonos, porque hoy ha descendido la paz a la tierra; hoy nos ha nacido Jesús, es decir, el amor de nuestros amores, la esperanza de nuestro corazón, la dicha de nuestra alma, el dulcísimo Jesús.

¿Lo ven? Acérquense, ahí esta… todo hermoso y placentero, todo tierno y amoroso, todo suavidad y candor, ahí está robándonos el corazón con sus primeras sonrisas y lágrimas; ahí está para que le amemos, le besemos y le hablemos con sencillez amorosa.
¿Quien es ese niño que tirita de frio recostado en duras pajas? es Dios, quien, llevado de su amor a los hombres, se ha hecho hombre para salvar a los hombres: es el Verbo Eterno, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

Si nosotros celebramos alegres el nacimiento de Dios, hemos de hacerlo desde una perspectiva de fe, para que, en medio del ruido, las alegrías de la mesa, el folclor y el romanticismo sentimental de los villancicos, no se nos escape lo más profundo y valioso del nacimiento de Jesús.

Celebremos en cristiano la Navidad, construyendo la paz en nuestro ambiente de familia, vecinos, amigos y compañeros de trabajo, repartiendo amor a los demás sin esperar nada a cambio.

Pbro. Alberto Fonseca Mendoza

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