LA SAGRADA EUCARISTÍA

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor. El que coma de este pan, vivirá eternamente; pues el pan que voy a dar, es mi carne y lo doy para vida del mundo.»

Juan 6, 51-52

Si el pueblo de Israel se gloriaba de ser el único que tenía muy cerca de su corazón a Dios, porque se le presentaba con frecuencia en sombras y figuras, cómo ha de gloriarse y sentirse satisfecho el pueblo católico que tiene a su Dios, no en sombra y en figura, sino en una realidad positiva y verdadera, cual es la de la santísima Eucaristía, en donde el Señor Dios de la misericordia está derramando los dones de su corazón, y está comunicándose con sus almas en una conversación íntima, afectuosa y jamás interrumpida, con tal de que se acerquen a El, llamen a las puertas de su sagrario y lo despierten de su dulce sueño de amor.

La Eucaristía es, según la expresión de Santo Tomás, citada por el concilio Vaticano II, «Ia plenitud de la vida espiritual», afirmación teológica que tiene válida confirmación en el juicio de un exégeta moderno: En la Eucaristía tenemos de manera concentrada, todo lo que Dios ha hecho y tiene que hacer todavía por los hombres en la historia de la Salvación. Esta plenitud de vida espiritual, tiene su fundamento en la presencia del Señor resucitado en su misterio pascual, en la comunión de vida con la Trinidad a quien nos introduce en la perfecta realización del misterio eclesial que la Eucaristía alcanza, según estos tres expresivos textos del concilio Vaticano ll: «En la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, a saber: Cristo mismo, nuestra pascua y pan vivo por su carne, que da vida a los hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo»; por medio de ella los fieles, al tener acceso a Dios Padre por medio de su Hijo, el Verbo encarnado, que padeció y fue glorificado, en la efusión del Espíritu Santo, consiguen la comunión con la Santísima Trinidad; por el sacramento del pan eucarístico, está representada y se realiza la unidad de los fieles, que constituyen un solo cuerpo en Cristo. Para profundizar las riquezas del misterio eucarístico en relación con la vida espiritual, parece necesario considerar la revelación de su misterio por parte de Cristo, el modo como ha sido vivido por la Iglesia, los aspectos teológicos puestos de relieve por el magisterio, la respuesta existencial que exige de los fieles.

La sagrada Eucaristía, que es el centro donde convergen nuestras miradas y están puestas todas nuestras esperanzas y delicias, vamos a considerar tres puntos: La presencia, el amor y la pena de Jesús en la Eucaristía. LA PRESENCIA DE JESÚS EN LA EUCARISTÍA.-Sabemos y creemos firmemente por nuestra fe, que Jesús está realmente presente en la Sagrada Eucaristía, y por eso se llama a este Sacramento, Santísimo Sacramento, pues, mientras los otros sacramentos contienen la gracia, el Sacramento de la Eucaristía contiene al mismo Autor de la gracias.

Pbr. Alberto Fonseca Mendoza

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