Reflexiones
FIESTA DE LA EPIFANÍA
El término epifanía no es muy común, pero contiene una riqueza insondable. Con este acontecimiento nuestro Señor nos quiere decir cuánto nos ama. Él ha nacido no solo para el pueblo de Belem, sino para todos los pueblos de la tierra y para todos los hombres. Si entregó su vida por nosotros es para salvarnos a todos. El mayor gusto que le podemos ofrecer es cooperar con Él, para que seamos salvos. En palabras de San Agustín: “Inquieto Señor, esta mi corazón, hasta que no descanse en Ti”.
Sí, Jesús no nos ha rescatado con plata y oro, sino con su sangre preciosa que ha derramado para nuestra salvación, afirma el apóstol Pedro.
El problema radica en que existen factores de distracción, falacias, que es difícil encontrar el momento de un total silencio para preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo de mi vida? ¿Hacia dónde camino?… descubro que la vida es breve, pero ¿cómo la estoy aprovechando? ¿Me pregunto con frecuencia los domingos en la hora de la santa misa: Señor te agrada mi vida personal y familiar?
Como niño, joven, jefe o ama de casa ¿qué sentido le doy a mi escuela y trabajo? ¿Es solo con el afán de ganar dinero o dominar la tecnología? ¿O es con el propósito de tener lo necesario y con mayor facilidad agradar a Dios con mi vida, intenciones y trabajo?
Recordemos la frase la Sagrada Escritura: ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su vida, si pierde su alma, la cual es la que da vida al cuerpo y sentido a la misma?
Ahora pues, que nuestros niños se gozan con sus regalos con motivo de día de Reyes, aprovechemos este maravilloso intercambio, para convertirlo en el cambio que Dios realiza con nosotros. Recibamos espiritualmente la Divinidad de Jesús, nuestro Salvador y démosle nuestra humanidad para que en este año de la misericordia, Él la cambie en una fusión maravillosa que nos transforme en hombres nuevos, imágenes de Él en el mundo, en nuestros ambientes y sobre todo en nuestras familias.
¡Feliz fiesta de reyes para todos y de un modo particular para los pequeños!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
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