Cambiemos actitudes, no importa si disponemos de mucho o poco dinero.

Tal vez no quedamos convencidos del contenido de los bienes que reflexionamos anteriormente.
Eso mismo experimentaron los fariseos, que después de escuchar a Jesús en lo que respecta al dinero se burlaron de Él.

Nuestro salvador habla fuertemente del dinero, de la riqueza y de los bienes.
San Lucas 16:19-31, abre los ojos y el corazón de todos aquellos que como el hombre rico están encerrados en sus lujos y opulencias, los cuales no son capaces de mirar y compadecerse de los que están a la puerta de su casa cubiertos de llagas y con el estómago vacío. Cristo 2nos da ejemplo por medio de su apostolado la virtud de la pobreza.
En el sermón del monte exclamó: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5:5)”. “Dichosos los que ahora tienen hambre, porque serán saciados”. “Pero hay de ustedes los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo, pero después tendrán hambre” (Lc 6:20).
El Salmo 126 reza: “Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles. Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de nuestros sudores, Dios lo da a sus amigos mientras duermen”:
Te sugiero busques en tu biblia y encontraras numerosos pasajes de que hablan del dinero, de las riquezas y de los bienes de quienes los poseen y desean hacer buen uso de ellos.
Jesús pronunció algo muy fuerte: “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrara al reino de los cielos” (Mt 19:23).
En la carta de san Pablo a Timoteo (6:10): nos dice que “La raíz de todos los males es el afán del dinero y que algunos por desgracia, dejándose llevar de él, se extraviaron en la Fe.
Jesús siendo rico se hizo pobre, al despojarse de todo para compartirlo. ¿Por qué no hacer nosotros lo mismo, siendo generosos y cuidando el uso del dinero y bienes?
En la cultura actual cada día más se abre la brecha entre ricos y pobres.
Es pues necesario compartir creando fuentes de trabajo, dando oportunidad a quienes no la tienen y levantando al caído.

¡El no apego a los bienes y el buen uso de los mismo constipen la verdadera virtud!
En la historia de l1a humanidad encontramos ejemplos de hombres y mujeres que han actuado con generosidad, compartido, apoyando y acompañando a gente necesitada.
Desgraciadamente el afán de dinero nos cambia radicalmente. Nos hace sentirnos soberbios, despreciando a los demás, usando la riqueza para hacer el mal y entregándonos al libertinaje del mundo. Cuidado, es el grito de la sagrada escritura que con numerosos pasajes alusivos a los bienes materiales y de la vida cómoda, nos previene.

Que sea la Fe la que siempre nos acompañe a fin de que agradeciendo la generosidad de Dios, de la familia y de la sociedad, aprendamos a usar bien la riqueza, a convertirlos en fuentes de trabajo y a compartirlos.
¡Recordemos: mayor felicidad hay en dar, que en recibir!(He 20:35)

Pbro. José Medina Montoya

Casa San José

 

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