Eventos, Sacerdocio
Aniversario P. Manuel Vargas
Acompañándolo en un momento tan especial.
Aniversario 63 de ordenación del P. Manuel Vargas
Reflexiones
La fe expresión viva del amor.
Toda la cuaresma ha sido trabajar personal y comunitariamente para esculpir la imagen de Cristo en la vida del cristiano.
Y el viernes santo es la máxima expresión del amor de Jesús por ti, por mí y por todos los hombres: ¡Que bien expreso Jesús en su evangelio: “No hay mayor amor, sino de aquel que da la vida por el amigo”!
¡Esto lo ha vivido Jesús por nosotros y con nosotros, que no nos quede la menor duda!
Esta es la virtud de la caridad traducida en obra y en la obra de la salvación de Jesús que nos acompaña y permanece para siempre.
Cristo como hombre amante de la humanidad, termina su vida terrena en una cruz, como si fuese el peor de los malhechores, su cruz fue su bandera, su estandarte que exhibe y que exhibió como fuente de vida y de inspiración para sus seguidores.
¡Que bien escribió el apóstol san Pablo: “Yo no me puedo gloriar de otra cosa, sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo; si para algunos fue necedad o locura, para mi es la gloria, lo grande de Jesucristo…”
¡Vive, pues, tu viernes santo en silencio y oración!
¡Trae a tu mente los detalles de la vida de Jesús, no te canses de admirarlo por su generosidad y valora la virtud de la caridad, que es la primera de las virtudes y que para Jesús, fue su máxima expresión!
En la celebración litúrgica de este viernes santo cuando te acerques a besar la imagen de la persona de Cristo, clavada en la cruz, llora sí, llora por tus muchas y variadas infidelidades y no olvides como penitencia de tu vida practicar las obras de misericordia.
¡Sé misericordioso con tus semejantes, como Dios es misericordioso contigo!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
La caridad cubre la multitud de los pecados
¡Este es el primer día del triduo Pascual, día de grandes novedades!
Efectivamente, Jesús que conoce su vida de hombre, sabe que ha llegado el final, solo le resta su pasión, muerte y resurrección.
Para ello, prepara una cena con sus amigos, aquellos para quienes no tuvo secreto alguno, todo se los revelo.
“A ustedes ya no les llamó siervos sino amigos porque todo lo que mi Padre me ha confiado, yo se lo he participado”.
Estando, pues en el momento álgido del convivio les ofrece algo que jamás hombre alguno puede ofrecer: “Bendice el pan y les dice: coman, esto es mi cuerpo y enseguida toma la copa de vino y les dice: esta es mi sangre, bébanla”.
Esto, háganlo cada vez que me deseen recordar, “pues mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que coma mi cuerpo y beba mi sangre tendrá vida eterna”.
Y a continuación les dio este poder a sus apósteles para que esto que él realizó ellos lo efectúen de generación en generación.
¡Qué sentimiento de Cristo tan sencillo y profundo! Se queda con nosotros mediante el signo de pan y de vino, lo cual sabemos que es comida y bebida para nuestro sustento espiritual.
¡De nosotros depende que aprovechemos esta comida espiritual! Es fuerza, es vida, y es algo común pero a la vez encierra el misterio divino que alimenta la parte espiritual de lo que somos.
No puede ser una opción sino algo necesario para nuestra vida. “Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna y el que no come mi cuerpo y no bebe mi sangre no obtendrá vida eterna”.
Hermano: no dudes Cristo está presente en la Eucaristía como esta en el cielo… Que razón tuvo el papa San Juan Pablo II al afirmar que la Eucaristía reúne a la comunidad, la alimenta y es vital para su crecimiento.
¡Es esto lo característico del cristiano que tiene Fe!
“Comer el cuerpo de Cristo en cada Eucaristía y especialmente los domingos que son el día, en el cual todo mundo festeja y convive con su Dios, el Señor”.
¡Es un milagro, es un misterio, no hay duda!, pero es el mismo Jesús, el que nos invita a comerlo, ya que conoce nuestra debilidad y a la vez Él mismo es nuestra fortaleza.
Jesús te espera este jueves.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José