Reflexiones
La caridad cubre la multitud de los pecados
¡Este es el primer día del triduo Pascual, día de grandes novedades!
Efectivamente, Jesús que conoce su vida de hombre, sabe que ha llegado el final, solo le resta su pasión, muerte y resurrección.
Para ello, prepara una cena con sus amigos, aquellos para quienes no tuvo secreto alguno, todo se los revelo.
“A ustedes ya no les llamó siervos sino amigos porque todo lo que mi Padre me ha confiado, yo se lo he participado”.
Estando, pues en el momento álgido del convivio les ofrece algo que jamás hombre alguno puede ofrecer: “Bendice el pan y les dice: coman, esto es mi cuerpo y enseguida toma la copa de vino y les dice: esta es mi sangre, bébanla”.
Esto, háganlo cada vez que me deseen recordar, “pues mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que coma mi cuerpo y beba mi sangre tendrá vida eterna”.
Y a continuación les dio este poder a sus apósteles para que esto que él realizó ellos lo efectúen de generación en generación.
¡Qué sentimiento de Cristo tan sencillo y profundo! Se queda con nosotros mediante el signo de pan y de vino, lo cual sabemos que es comida y bebida para nuestro sustento espiritual.
¡De nosotros depende que aprovechemos esta comida espiritual! Es fuerza, es vida, y es algo común pero a la vez encierra el misterio divino que alimenta la parte espiritual de lo que somos.
No puede ser una opción sino algo necesario para nuestra vida. “Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna y el que no come mi cuerpo y no bebe mi sangre no obtendrá vida eterna”.
Hermano: no dudes Cristo está presente en la Eucaristía como esta en el cielo… Que razón tuvo el papa San Juan Pablo II al afirmar que la Eucaristía reúne a la comunidad, la alimenta y es vital para su crecimiento.
¡Es esto lo característico del cristiano que tiene Fe!
“Comer el cuerpo de Cristo en cada Eucaristía y especialmente los domingos que son el día, en el cual todo mundo festeja y convive con su Dios, el Señor”.
¡Es un milagro, es un misterio, no hay duda!, pero es el mismo Jesús, el que nos invita a comerlo, ya que conoce nuestra debilidad y a la vez Él mismo es nuestra fortaleza.
Jesús te espera este jueves.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones, Sacerdocio
¿Qué piensas del miércoles de ceniza?
Nos preguntamos: ¿Será un día negro como lo vivió la ciudad cosmopolita de Nueva York o el terremoto que vivimos los mexicanos en el año de 1985 o la masacre impactante que vivieron los parisinos?
No…de ningún modo. El miércoles de ceniza es un día especial en el cual el creyente con la imposición de la ceniza inicia un tiempo de conversión personal y comunitario, que le permite acompañar al Hijo de Dios en los últimos días de su vida terrena en su Pasión, Muerte y Resurrección, que conocemos como misterio Pascual.
¡En efecto, este tiempo de cuaresma nos da la oportunidad para reflexionar acerca de nuestra vida a la luz del Espíritu de Cristo, que se hizo hombre para iluminar nuestra vida!
Esto se puede lograr poniendo más empeño en la oración, en la participación de la Eucaristía dominical, en los retiros de Cuaresma o en las Horas Santas, buscando momentos muy personales para hablar con Dios, dialogar con Él y entender cuál es su voluntad.
Es pues, necesario hacer un alto en vida y ejercitar la introspección que nos ayuda a descubrir: ¡Quienes somos, qué sentido le damos a nuestra vida y hacia donde nos dirigimos!
Nos favorece el Año Jubilar de la Misericordia en el cual, Cristo nos espera en esta Cuaresma para hacer gala de su perdón, conscientes que su Misericordia no tiene límites.
A propósito de la toma de ceniza, es bueno recordar QUE LA CENIZA: no es algo mágico; no es vanidad, ni persunción, no es costumbre o tradición, no es preludio de algo malo, si no la recibo.
El verdadero sentido de la ceniza es:
-Un signo que nos recuerda a Jesús, que dice: «si quieres ser mi discípulo toma tu cruz de cada día y sígueme»
-Un signo que nos permite reconocer nuestra realidad: “Eres polvo y al polvo te has de convertir”
-Un signo que nos habla de lo breve que es la vida: “Setenta u ochenta años parecen un suspiro”
-Un signo que nos une a la vida Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo: “Si habéis parecido con Él también con Él Resucitareis”.
-Un signo que nos recuerda la esperanza del más allá, que el Señor promete: “Pasa Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor”.
-Un signo que nos exhorta a seguir luchando para vencer el mal y realizar el bien: “El demonio ronda como un León rugiente buscando a quien devorar”.
Es un signo de arrepentimiento, que nos lleva a creer en el Evangelio, que es la Buena Noticia del Reino.
Atenta invitación: en las misas de los domingos y Horas Santas de los jueves de Cuaresma, se reflexionará acerca de la belleza de la Vida Cristiana a la luz de la vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Hombre – Dios
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
El Bautismo de Jesús
Entendemos que el bautizo es el primero de los sacramentos. Es la base de la vida cristiana.
Este domingo con ocasión del Hijo de Dios, nos preguntamos: ¿por qué Jesús tuvo que bautizarse si Él no cometió pecado? Sabemos que es el Justo por excelencia, que asumió nuestra naturaleza humana, que se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado; entonces, ¿por qué empieza su vida pública bautizándose en el rio Jordán en manos de Juan, el Bautista?
Hay algo que tal vez no hemos entendido: con el bautismo se nos borra el pecado original u otros pecados, pero también se nos sella con la identidad de hijos de Dios….
Jesucristo no era conocido; iba a iniciar su ministerio y por lógica necesitaba darse a conocer revelando su identidad como Hijo de Dios para que respondieran a su llamado.
Ahora bien, los fenómenos naturales y espirituales que se hacen visibles en el rio Jordán, no son otra cosa, sino la clara manifestación de que: “Jesucristo es el Ungido y el único Hijo del Padre, entrañablemente amado por Él, a quien se le confió la difícil misión de la Redención”.
Esta identidad que el Salvador hace ver es la misma identidad que Jesús con su Pasión, Muerte y Resurrección ha ganado para nosotros.
En efecto, por el bautismo somos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, templo del Espíritu Santo, miembros de la Iglesia, Coherederos de Cristo e inmortales.
Esta es pues, nuestra verdadera identidad de personas amadas y salvadas por Dios.
Es la ciudad de Antioquia, donde se conoce a los seguidores de Jesús con el “nombre de cristianos”. Por tanto, un cristiano sin cruz no puede ser seguidor de Jesús, que dijo: “El que quiera ser mi discípulo que tome su cruz cada día y que me siga”. El cristiano está llamado a vivir aquello que su Maestro le enseñó con su ejemplo”.
¡Vivir la hermosa vocación de hijos de Dios, es hacer vida los ejemplos que el Nazareno nos dejó, es guardar los mandamientos, es obedecer al Espíritu Santo que nos fortalece en la lucha y nos hace gustar las victorias de la vida. Es vivir en la comunidad como iglesia, apoyándonos mutuamente y exhortándonos al bien. Es convertirnos en apóstoles como Cristo, lo es de su Padre!
¿A caso no es fascinante la vida del cristiano? Es cierto, los desafíos de hoy nos obligan a un mayor empeño, pero todo es posible con la gracia de Dios que siempre nos acompaña y la comunidad católica que nos anima.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
El Señor viene y ¿tú estás preparado?
Nuestra Iglesia, esposa de Cristo y administradora de todas las gracias que el Señor nos ha prodigado nos previene para que estemos preparados para cuando el Señor, justo juez, regrese a la tierra.
Por lo tanto, es necesario tomar en serio su venida.
Vale la pena pues cerrar la página de nuestra vida, cuestionándonos:
-¿En qué medida aprovechamos el año jubilar?
-¿Abrimos nuestro corazón y nuestra persona a la misericordia que nuestro Señor nos ofrece?
-¿Reconocimos con sinceridad nuestra condición de pecadores esperando la misericordia del Señor y cambiando nuestra vida de pecadores en personas justas?
– De hoy en adelante, ¿las obras de misericordia que hemos vivido principalmente en este año forman parte de nuestra vida ordinaria recordando el Evangelio?: “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia”
Recuerda algo muy bello para ti y para mí que el Señor “Se alegra más de un pecador que se arrepiente que por los 99 que no necesitan arrepentirse”…
Te deseo que Jesús reine profundamente en tu vida y en la vida de los tuyos.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
“Pobre de mí, si no doy a conocer el amor de Dios”
San Pablo 1 Corintios 9:16
En la actualidad exigimos derechos, pero no mencionamos obligaciones y sabemos que todo derecho tiene una obligación.
En nuestra vida religiosa el Señor ha sido tan grande con nosotros que nos ha hecho sus hijos y por lo tanto tenemos la obligación de amarlo con todo el corazón y amar a nuestros semejantes como Cristo nos enseñó.
Recordemos que el anhelo de nuestro Padre Dios es que disfrutemos de su compañía a tal grado que Él sea prioridad en nuestra vida y este amor lo hagamos extensivo a nuestra familia, amigos y vecinos.
El apóstol San Pablo conoció al Señor, experimentó su amor y lo dio a conocer a los paganos, a ese mundo ausente de Dios y su frase la tradujo en: ¡Hay de mi si no Evangelizo! ¡Pobre de mí si no doy a conocer el amor del Padre!
Nuestra Iglesia Católica cada año recuerda nuestra misión con la solemnidad del domingo a favor de las misiones. Sí, todo bautizado, toda familia católica debe ser misionera es decir está llamada a experimentar el amor de Dios y a llevar el mensaje de salvación a todo hombre.
Jesús es el ejemplo vivo de misionero que salió del seno del Padre y trajo la Buena Nueva de Salvación a la humanidad.
Siguiendo el ejemplo de Jesús recordamos a San Pablo y a los santos que desde su carisma nos hicieron ver el amor de Dios especialmente a los pecadores para que se conviertan.
Por lo tanto, nuestra comunidad católica es un pueblo eminentemente misionero llamado a participar siempre en esta tarea.
En hora buena hay algunos de nuestros hermanos que se nos han adelantado en el cumplimiento de este sagrado deber testimoniando el amor de Dios en tierras lejanas. Estos son los misioneros (as), laicos y familias completas que como Jesús se han hecho uno con los habitantes de sus pueblos.
La Sagrada Escritura nos dice que el Señor Jesús antes de subir al cielo llamó a sus apóstoles y les recordó lo que él siempre vivió: “Vayan y prediquen el Evangelio a toda creatura bautizándola en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo haciendo vida el amor que yo les he enseñado”, para que todo mundo entienda, que por amor, el Padre nos crea, el Hijo nos redime y el Espíritu Santo nos acompaña en nuestro peregrinar hacia la casa del Padre.
Esta es pues nuestra principal tarea: orar continuamente por la salvación de nuestros hermanos, como base de todo apostolado y hacer discípulo de Jesús a todas las gentes. (Mt 28-19).
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
¿Habrá en la tierra algo más noble que la oración?
Reflexionando acerca del tema de la oración, el Señor nos dice: “pide y se te dará; toca y se te abrirá; buscas y encontrarás”
Dios nos invita a la oración, es decir a la relación y comunión con la Divinidad de un modo claro, esperanzador y coloquial.
En otra parte de los Evangelios el Señor abiertamente nos dice ¿Qué quieres que haga por ti?
¿Habrá un lenguaje tan directo de amor en estas expresiones del Señor para nosotros, sus hermanos?
El Señor nos exhorta a orar con perseverancia y para que no nos quede la menor duda nos da un ejemplo (Lc 18: 1-8) de aquel hombre que en una hora inoportuna pide ayuda al hombre que está en su casa descansando con sus hijos, el cual le responde que no hará nada por él y por su familia. Pero debido a su insistencia, le concede lo que le pide.
Y la parábola comenta: ¿Como Dios no hará algo por ti, cuando le pides tu salud material y espiritual o los bienes interiores de los tuyos?
Es curioso, el hombre pide muchos favores a Dios, pero no le pide lo más importante, que consiste en ser un hombre de bien y aprovecha todo lo que el Señor le ha proporcionado para crecer como persona y familia.
Veamos algún aspecto de la oración personal y comunitaria:
La oración no es sólo rezar para pedir favores materiales.
La oración no es un desahogó, desesperación o llanto
La oración no es traer una lista de necesidades y ponerlos en el altar
La oración no es usar de los santos para obtener favores.
En cambio: la oración es una actitud que nace de la admiración de cómo Dios se preocupa por nosotros.
Nos escucha, habla a nuestro interior, nos consuela y a su debido tiempo nos concede lo que pedimos si es para nuestro bien.
– La oración es dejarnos cuestionar por Dios con respecto a nuestra vida; nos corrige los errores y aprueba lo que está bien para animarnos a seguir creciendo.
– La oración es cantar, bendecir y alabar lo que Dios hace por nosotros, por la naturaleza, por los campos de la ciencia y la tecnología. Es reconocer el potencial que traemos para ponerlo en las manos de Dios y realizar el bien.
– La oración es aprovechar los libros, los folletos impresos de oraciones que hemos aprendidos de niños y darle el sentido de comunión con Dios y con los santos, valiéndonos del ejemplo de los mismos para ser mejores personas.
– Pero la oración por excelencia es la Eucaristía, a través de la cual entregamos nuestra vida al Creador, por medio de Cristo nuestro mediador y en Él, depositamos nuestra vida en el altar, para que junto con Cristo seamos víctimas que se ofrece por la humanidad. Además, la Eucaristía no es sólo una oración personal sino la oración más bella comunitaria ya que somos el pueblo de Dios que alaba y con humildad pide perdón y promete aprovechar la fuerza del espíritu para realizar la fraternidad de la familia de Cristo en la tierra.
Te deseo que seas un hombre de oración, siguiendo el ejemplo de san Agustín el cual decía; el que reza se salva.
Reflexiones
FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
¡Todo México canta, todo México vibra, todo México celebra en grande a la Morenita, a la Virgen del Tepeyac!
Esta fiesta conlleva notada alegría que se extiende al continente americano.
La frase “ser Mexicano, ser Guadalupano”, es una expresión que resume la Fe y el cariño de todo un pueblo a la Virgen María, madre de Dios y madre nuestra.
Con razón una y otra vez nos preguntamos:
¿Qué tiene el pueblo de México, que desde el año de 1531 la Virgen está con nosotros en su casa del Tepeyac con la advocación de Guadalupe?
Con sano orgullo comentamos la historia, en la cual nuestro hermano San Juan Diego recibe en su tilma el precioso regalo de la imagen de Virgen de Guadalupe, expresión palpable de su amor por nosotros su pueblo. Este es el porqué de nuestra alegría, pero también una responsabilidad, la cual consiste poner nuestra mirada hacia el cerro del Tepeyac y escuchar la voz de la Madre que nos exhorta a pedirnos perdón unos a otros por el mal que nos hemos hecho.
Así mismo, nos impulsa a vivir en la presencia de su Hijo para que nuestra vida resulte más auténtica y agradable
Nos invita a vivir con esmero este año de la misericordia, repasando nuestra vida y arrepintiéndonos de nuestros errores, pues estos no nos permiten crecer como personas.
También nos convoca a vivir el Evangelio que su Hijo predicó y dio testimonio con su vida, que es posible hacer nuestros, sus pensamientos y sentimientos.
En fin, nos pide que sigamos construyendo nuestra nación con la Fe en Jesucristo y la Confianza en nuestra Madre.
Esta alegría por la fiesta de nuestra Madre, la Morenita del Tepeyac; se ve más aun iluminada por este tercer Domingo de Adviento con las palabras del Apóstol Pablo que nos dice: “Alégrense siempre en el Señor, se lo repito alégrense (efesios 4,4) y ¿Cómo no vamos alegrarnos, si el Señor está cerca y quiere honrarnos con su presencia?
Por lo tanto, cultivar la alegría como virtud del alma en sus múltiples connotaciones, pero de un modo muy especial en este año jubilar de la misericordia del Señor.
Pero tomemos en cuenta, que esta alegría a la cual nos estimula el Apóstol Pablo, no es la alagaría que surge de unas copas y una tarde de jarra; más bien, es la alegría que nace de un corazón impregnado del amor de Dios que trae consigo la paz y se esfuerza en el día a día en hacer el bien y que tiene como objetivo encontrar a Dios e imitarlo en generosidad como lo indica el Evangelio.
San Juan Bosco, nombrado el santo de los jóvenes, cuando uno de ellos se acercaba al oratorio (lugar de encuentro con el joven) lo invitaba a pasar y la palabra de bienvenida era: ”pasa, aquí vivimos la santidad, viviendo muy alegres”
¡Claro! La alegría brota de Dios, pues, él es su fuente inagotable
¿A caso habrá mayo alegría que disfrutar de la presencia del Señor, noche y día?
Te invito pues a vivir en la alegría. …conéctate con Dios… guarda sus mandamientos….encontraras la paz y la alergia que buscas.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
Cambiemos actitudes, no importa si disponemos de mucho o poco dinero.
Tal vez no quedamos convencidos del contenido de los bienes que reflexionamos anteriormente.
Eso mismo experimentaron los fariseos, que después de escuchar a Jesús en lo que respecta al dinero se burlaron de Él.
Nuestro salvador habla fuertemente del dinero, de la riqueza y de los bienes.
San Lucas 16:19-31, abre los ojos y el corazón de todos aquellos que como el hombre rico están encerrados en sus lujos y opulencias, los cuales no son capaces de mirar y compadecerse de los que están a la puerta de su casa cubiertos de llagas y con el estómago vacío. Cristo nos da ejemplo por medio de su apostolado la virtud de la pobreza.
En el sermón del monte exclamó: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5:5)”. “Dichosos los que ahora tienen hambre, porque serán saciados”. “Pero hay de ustedes los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo, pero después tendrán hambre” (Lc 6:20).
El Salmo 126 reza: “Si el Señor no construye la casa en vano se cansan los albañiles. Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de nuestros sudores, Dios lo da a sus amigos mientras duermen”:
Te sugiero busques en tu biblia y encontraras numerosos pasajes de que hablan del dinero, de las riquezas y de los bienes de quienes los poseen y desean hacer buen uso de ellos.
Jesús pronunció algo muy fuerte: “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrara al reino de los cielos” (Mt 19:23).
En la carta de san Pablo a Timoteo (6:10): nos dice que “La raíz de todos los males es el afán del dinero y que algunos por desgracia, dejándose llevar de él, se extraviaron en la Fe.
Jesús siendo rico se hizo pobre, al despojarse de todo para compartirlo. ¿Por qué no hacer nosotros lo mismo, siendo generosos y cuidando el uso del dinero y bienes?
En la cultura actual cada día más se abre la brecha entre ricos y pobres.
Es pues necesario compartir creando fuentes de trabajo, dando oportunidad a quienes no la tienen y levantando al caído.
¡El no apego a los bienes y el buen uso de los mismo constipen la verdadera virtud!
En la historia de la humanidad encontramos ejemplos de hombres y mujeres que han actuado con generosidad, compartido, apoyando y acompañando a gente necesitada.
Desgraciadamente el afán de dinero nos cambia radicalmente. Nos hace sentirnos soberbios, despreciando a los demás, usando la riqueza para hacer el mal y entregándonos al libertinaje del mundo. Cuidado, es el grito de la sagrada escritura que con numerosos pasajes alusivos a los bienes materiales y de la vida cómoda, nos previene.
Que sea la Fe la que siempre nos acompañe a fin de que agradeciendo la generosidad de Dios, de la familia y de la sociedad, aprendamos a usar bien la riqueza, a convertirlos en fuentes de trabajo y a compartirlos.
¡Recordemos: mayor felicidad hay en dar, que en recibir!(He 20:35)
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
¿Podría el dinero convertirse en dios por el afán en el cual se le busca?
Consultando máximas y proverbios de la filosofía popular encontré alguna que nos puede ser útil para el tema que vamos a tratar, a saber poderoso caballero es don dinero; el amor hace mucho pero el dinero lo hace todo.
Nadie niega que el dinero es importante, pero si profundizamos en nuestra vida llegamos a concluir que sólo es un medio.
La sagrada Escritura nos dice: ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el dinero del mundo si pierde su vida? Nosotros podríamos decir ¿de qué le sirve al hombre tener toda la riqueza si pierde su vida?
Nuestro Señor Jesucristo nos hace ver a través de una parábola para qué sirve el dinero. De tal modo que así como somos inteligentes para captar y aumentar la riqueza, deberíamos serlo para ocupar el dinero haciendo el bien y así alcanzar la vida eterna que el Señor nos ha prometido.
El amo de quien se habla en esta parábola (Lc. 16,1-13) alabó a su administrador por la astucia con la cual procedió. Lo interrogó diciendo: ¿es cierto lo que dicen de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque de ahora en adelante ya no vas a ser mi administrador.
El administrador por su parte pensó: ¿qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? Ya sé lo que voy a hacer: voy a llamar uno por uno a los deudores de mi amo y les voy a rebajar la cantidad según el monto y como todavía estoy vigente en el cargo les facilitaré el pago y así me los ganare.
El amo reconoció la sagacidad de su administrador y comentó “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz” (Lc. 16,1-13).
¡Tan audaces que hace siglos el profeta Amós 8,4 reprobaba! “la conducta de quienes disminuyen las medidas, aumentan los precios, alteran la balanza, obligan a los pobres a venderse por un par de sandalias y hasta venden el salvado como trigo”.
A la luz de este texto podríamos comentar tantas cosas, todo esto y mucho más se palpa hoy, todo por alcanzar grandes fortunas pensando que todo esto constituye la felicidad del hombre.
El apóstol san Pablo en su carta a Timoteo 2,1-8 exclama enfáticamente “quiero que los hombres estén libres de odios y divisiones (y nosotros por el tema podríamos agregar y de tanta avaricia) y que hagan oración donde quiera que se encuentren, levantando al cielo sus manos puras”
Yo pienso que muchos de nosotros no podríamos ni hacer oración ni levantar las manos porque nos pesan nuestros pecados y nuestra avaricia.
Para terminar el evangelio, (Lc. 16, 1-13) afirma: “el que es fiel en las cosas pequeñas también lo es en las grandes y el que es infiel en lo pequeño también lo es en lo grande. Si ustedes no son fieles administradores del dinero tan lleno de injusticias: ¿Quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?”.
“No pueden servir a Dios y al dinero, porque el dinero no es Dios, es un medio solamente.
¡El fin del hombre es mucho más grande!”.
¡El servir a Dios es nuestra grandeza y nuestra mayor riqueza!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Reflexiones
No juzgues, no critiques y no condenes
Las parábolas son el instrumento que Jesús usa frecuentemente para comunicarnos las enseñanzas del Reino de su Padre.
Alude al campo, a la creación, y las relaciones humanas para dirigirnos su palabra sabia y atinada.
Jesús en un ambiente de crítica y señalamiento desencadenado por el grupo de escribas y fariseos, que no les cabe en su mente, cómo Jesús come y bebe con los pecadores.
A propósito, les expone las tres parábolas de la misericordia narradas por San Lucas: “La oveja perdida, la dracma extraviada y la del padre Misericordioso que perdona a su hijo, no obstante que se gastó su fortuna”. (Lc 15:1-32).
Para nosotros que difícil nos es perdonar y que fácil somos para juzgar, criticar y condenar hasta pareciera que no tenemos la naturaleza que Cristo nos compartió con su Pasión y Muerte ¡Jesús en su persona es el espejo fiel del Padre! ¡Es la imagen viva del Padre que perdona y que ama y que da este poder, a su Iglesia, su esposa!
¿Cómo hacer para cambiar este corazón tan duro para comprender y perdonar al prójimo?
Nuestro comentario más común en estas situaciones de altercados es:
Yo perdono, pero no olvido, mi familiar, mi amigo es el que me tiene que pedir perdón y entonces sí yo estoy dispuesto a derribar la barrera de la separación.
¡Con esta cultura damos a entender que tenemos un corazón de piedra!
¿Ojalá que las bienaventuranzas nos clarifiquen nuestra conducta y la fuerza de Jesús al pronunciarlas nos ayuden a cambiar, recordando el evangelio de (Mt.5,7): “Bienaventurados los misericordiosos, porque estos alcanzaran misericordia”.
Es ilógico que pidamos a Dios perdón y nosotros no seamos capaces de perdonar.
Él nos ha perdonado mucho más, no hay comparación.
¡Cuánto hay que trabajar espiritualmente para obtener mayor sensibilidad a las situaciones difíciles de nuestros semejantes y un corazón abierto al perdón!
¡Sólo el acercarnos a Jesús y experimentar vivamente su misericordia es lo que nos puede ayudar al cambio de mentalidad y de actuar!
¡Quiera Dios que en esta vida ejercitemos este proceso para que seamos menos críticos y más comprensivos con nuestros semejantes!
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José