Reflexiones
Solo el amor a la persona de Cristo, nos devuelve la vida.
¿Alguna vez has escuchado que el pecado es la mayor de las desgracias y que la mayor vileza del hombre está en el pecar?
¿No te parece extraño que el pecado, o sea, el dar la espalda a Dios, el no obedecer sus preceptos, el no responder a su amor infinito de Padre o el no hacer su voluntad es el cotidiano vivir de los hombres postmodernos?
Es cierto que al hombre le preocupan muchas cosas que hasta le restan sueño, le causan depresión, le hacen perder la brújula de la vida y ¿Por qué en estas preocupaciones no está la principal, la cual consiste en la salvación completa de tu persona, hijos y familia?
En este décimo primero domingo del tiempo ordinario san Lucas (7, 36-50) nos narra que un fariseo llamado Simón invita a Jesús a comer y Jesús que le gusta compartir su vida con sus semejantes especialmente con los pecadores, acepta. Así pues, estando Jesús sentado a la mesa, una mujer pecadora al advertir la presencia de él, refugio de pecadores, toma consigo un frasco de alabastro con perfume y se pone detrás del Maestro y comienza a llorar, y con sus lágrimas baña sus pies, los enjuga con su cabellera, los besa y los unge con perfume.
El fariseo sigue atento todos los detalles de la mujer y piensa: si este hombre fuera profeta, sabría qué mujer lo está tocando.
Entonces Jesús, lo llama y le dice: Simón ¿qué opinas?: dos hombres le debían dinero a un prestamista. El uno le debía 500 denarios y el otro 50. Como no tenían el dinero para pagar el prestamista les condona la deuda a los dos. ¿Quién de los dos estará más agradecido? – naturalmente al que le perdonó más. Entonces Jesús le comenta a Simón: ¿ves a esta mujer? Me lavó los pies con sus lágrimas y me los enjuagó con sus cabellos, me los besó y me los ungió con perfume, por lo cual, yo te digo: Los muchos pecados de esta mujer han sido perdonados, porque mucho ha amado. ¡Qué hermosa y profunda lección nos da el Señor! Ahora entendemos la literatura del apóstol Pablo: “La caridad, o sea, el amor, cubre la multitud de nuestros pecados”.
¡Solo el amor nos hace libres! ¡Solo el amor en respuesta, al amor de Dios, nos da la paz, como don que todos buscamos!
Recordemos que el Señor fue el primero que nos ha amado y espera la respuesta a esta iniciativa de su amor. Este año jubilar de la misericordia está corriendo vertiginosamente; aprovechémoslo con un arrepentimiento profundo por nuestros pecados, sobre todo, postrémonos a los pies de Jesús con la fe y la confianza de esta mujer pecadora, solo así seremos salvos.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San José
Sacerdocio
50 Aniversario de Ordenación Sacerdotal
IGMA te invita a participar en el 50 Aniversario de Ordenación Sacerdotal de el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera.
Reflexiones
“TU CORAZÓN, COMO LOS CORAZONES DEL HIJO DE DIOS Y DE LA VIRGEN MARÍA, ESTÁN LLAMADOS A DAR Y RECIBIR AMOR”
¡Los varios eventos que celebramos son alicientes para continuar nuestras vidas!.
El 14 de Febrero de cada año, es uno de ellos; nuestro santo o cumpleaños; los aniversarios de bodas, graduaciones etc.
Dios en su calidad de Creador inventó para el hombre una anatomía perfecta, la cual dotó de un corazón como el órgano mas importante.
El mismo Señor dispuso que su Hijo y la Virgen María fueran enriquecidos con un corazón tan grande como las arenas del mar o las estrellas del firmamento para mostrarnos las riquezas espirituales de su amor.
En efecto, Jesús en su vida sintió una gran compasión por los seres humanos en sus diferentes momentos, edades y circunstancias.
María la madre de Jesús de igual modo, según nos narra el evangelista San Lucas conservaba en su corazón aquellas cosas propias de una persona que ama, goza y sufre.
La Iglesia comunidad de creyentes, este Viernes 3 de Junio nos invita a celebrar La Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y el Sábado 4 de Junio nos invita a unirnos a la fiesta del inmaculado Corazón de María. La lectura de estos días nos lo muestran:
FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
El profeta Ezequiel 34,11-16 nos dice en labios de Jesús: “Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las haré reposar”
y el apóstol San Pablo en su carta a los romanos 5,5-11: La prueba fehaciente de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros. Cristo es el gran reconciliador de la humanidad, por nosotros se hizo pecado y con su sangre preciosa nos justificó. Y el Evangelio de San Lucas 15,3-7 nuevamente hace alusión a las
ovejas, diciendo: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido”.
Para Jesús, el encuentro de un ser querido, como puede ser alguno de nosotros, es motivo de una gran alegría y de una fiesta.
¡Tanto nos ama que nadie le es indiferente, así lo demuestra la narración de su vida en los evangelios!.
FIESTA DEL CORAZÓN INMACULADO DE LA VIRGEN MARÍA
La celebración con la lectura del Apóstol San Pablo a Timoteo 4,1-8: San Pablo siente la satisfacción de haber cumplido su trabajo de evangelizador: “He luchado el buen combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora solo espero la corona merecida en la que e
l justo Juez me premiará y no solo a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento”.
La virgen María, en efecto como el apóstol Pablo es una verdadera mujer, pues una vez que dio su Sí al Señor, le fue fiel aún en los momentos difíciles, sobre todo en los últimos días de la vida de su Hijo.
¡Allí, al pie de la cruz estuvo presente, sufriendo en silencio y guardando todo lo que su corazón experimentaba!.
Y el Evangelio de San Lucas 2,41-51: María conservaba en su corazón todas aquellas cosas con las cuales expresaba la hermosa oración de la magnífica y de las cosas malas, pedía la fortaleza del Espíritu para desecharlas y que su corazón quedará limpio.
¿Que podemos concluir de esta fiesta de los sagrados corazones de Jesús y de María?
– A titulo de ejemplo: que amemos nuestra vida porque es bella cuando estamos en armonía con Dios y nuestros semejantes.
– Que reflexionemos acerca de nuestro proceder de cada día, guardando lo bueno y desechando lo malo.
– Jamás permitamos que nuestro corazón se envenene con sentimientos desconcertantes o encontrados.
– Que siempre tengamos el corazón abierto a todo lo bueno que viene de Dios y de tantas personas que encontramos en nuestro camino y que cerremos el corazón a todo lo malo: Al pecado,
al odio, al envidia, a la murmuración y a tantas cosas o evasiones que el mundo nos ofrece.
– Recuerda que en tu vida te acompañan dos grandes corazones, el de Jesús y el de María, dispuestos a hacerlo todo con la única condición de que tu seas feliz.
Pbro. José Medina Montoya
Casa San josé